Lelekovice, a mediados del siglo XVII, era, como todos los contornos de  Brno, un lugar desolado. Quizás un poco menos, por su relativa lejanía (quince kilómetros) a la ciudad que los suecos habían saqueado en 1645, durante el transcurso de la Guerra de los Treinta Años, pero desolada a fin de cuentas: en 1656, cuando llegaron a Lelekovice los encargados de elaborar el censo para calcular la extensión de los daños que las incursiones suecas habían producido, se toparon con más de treinta casas abandonadas, cuyos dueños habían muerto en la contienda, dejando baldíos muchos de los terrenos que hasta entonces habían cultivado1. ¿Sería así como hizo su riqueza en tierras Jakub Horák? El primer protagonista de nuestra historia, mi decabuelo, era un crío durante la invasión, pero ya muy joven aparece en el exiguo censo de propietarios de Lelekovice que, tras la contienda, se reparten todas las hectáreas del pueblo. Y Jakub tiene mucho terreno2, una razón más que suficiente, si nos da por pensar más, para que muchos de sus descendientes llevasen el nombre del abuelo y del bisabuelo de posibles.

 

Jakub Horak en el censo de propietarios de 1669-1679.

Jakub tuvo un hijo, Ondřej, que vino a casarse con una muchacha de Ořešín (un pueblo muy pequeño, situado a unos cinco kilómetros al sur de Lelekovice), Weruna Boleslalová, el veinte de noviembre de 1695. Ambos eran muy jóvenes, y su descendencia fue prolija: casi veinte años de su vida se los pasó Weruna pariendo y, tristemente pero a tenor de la época, enterrando hijos. Tuvieron la especial ilusión de criar a una hija llamada Mařenka (es el diminutivo, en checo, de Marie), y no fue posible. Cierto es que en aquellos tiempos se germanizaba o latinizaban los nombres, y que las dos Mařenkas que parió Weruna fueron registradas como Mariana la primera, en 1700, y como Maryna la segunda, en 1703. Pero en el entierro de esta última al párroco se le fue la mano y no pudo ocultar el cariñoso apodo de la niña muerta en una partida redactada en imposible, pero comprensible, checo antiguo: 18. Julÿ Mrzelo diwaczalko Gmenem Marzenka, Ondrzegowy Horakowy San(…) Lelekovoskin, escribió.

Cuando encontré la prematura defunción de las dos niñas (la primera murió en noviembre de 1701, con año y medio, la segunda en julio de 1703, dieciséis semanas y tres días después de nacer), se me venía a la cabeza aquella canción triste de Karel Kryl, cantada por Nohavica, que ilustra musicalmente este artículo: Neplakej Mařenko počkej na mě… (No llores, Mařenka, espera por mí…) No pudieron esperar a nadie aquellas pequeñas dos Marías, ni tampoco su hermano Jakub, el primogénito. Pero la historia del resto de los hijos de Ondřej y Weruna tampoco es que sea especialmente alegre. Veámoslo.

Jan Horák fue el primero que sobrevivió hasta llegar a la edad adulta y, aparentemente, el que heredó las tierras del difunto abuelo Jakub. Nacido en mayo de 1705, sería el único hijo al que Ondřej pudo ver casarse. Lo hizo en enero de 1734, el día 31, en Kuřím, la ciudad donde se había ennoviado con Anna Wlková. Fue ésta una fecha aparentemente muy querida por los Horák, no sabemos por qué: seis años más tarde, Weruna, la hermana pequeña de Jan, se casaría también en 31 de enero. Era mi octabuela y se casó con Josef, uno de los tres primos Beran que entraron a degüello a seducir en la casa de los Horák: entre 1739 y 1740, una vez ya muerto Ondřej, los tres hermanos pequeños de Jan casaron con tres primos, tres, apellidados Beran: Weruna con Josef, como ya se ha dicho; dos semanas antes lo había hecho Anna con Fabian Beran y al año siguiente lo haría Martin con Marina Beranová.

Asedio de Brno por los suecos (1645)

Los documentos no dicen si los matrimonios de los hijos Horák fueron felices, pero desde luego no debieron ser fáciles. Jan se llevó a Lelekovice a Anna, que le parió cuatro hijos antes de morir a los treinta y cinco años. Aproximadamente, probablemente menos. Siendo tiempos duros para un viudo con varios hijos de escasa edad, Jan no tardaría ni dos meses en volver a casarse con Katařina Krbuschková, que le dio otros cuatro hijos antes de la muerte del primogénito Horák, ocurrida en 1758, con tan solo 53 años.

El resto de hermanos no tuvo mejor suerte. Anna enviudó en 1756 y se casó con Marcus Gebaczek, un muchacho más joven que ella, ese mismo año. No tuvieron hijos, claro: no lo pudo permitir la avanzada edad de Anna, próxima a la cincuentena, que llegó a sobrevivir a su segundo marido. Anna vivió sesenta y seis años. Dos menos que su hermana Weruna, mi antepasada, que, cosa rara, tuvo tan sólo un hijo en su matrimonio con Josef Beran. Fabian Sebastian, su hijo, nació en 1742 y perdería  cinco hijos, de los ocho que tuvo, en la infancia.

No sabemos qué pasó en el transcurso del siglo XVIII. Puede que los terrenos del viejo Jakub se repartieran entre toda su abundante descendencia, viéndose muy minorada la fortuna familiar por cada cabeza de la nueva generación Horák. Puede que mediasen otras cuestiones. La cuestión es que la historia de la familia Horák no termina bien. El menor de los hijos, Martin, a quien habíamos dejado casándose con Marina Beranová, enviudó a los cuarenta y un años y, como venía siendo costumbre familiar, no tardó muchas semanas en encontrar repuesto. Marina Balaková, la segunda mujer, le dio hijos, pero algo debió pasar para que, mientras sus hermanos acababan sus vidas en situación relativamente acomodada, a Martin no le tocase la estabilidad económica en suerte. Muere a los cincuenta y seis años, el cuatro de septiembre de 1771, aunque debía aparentar menos edad porque el cura lo inscribe con 48 años (raras veces acertaban). Y su partida de defunción habla por sí sola:

El último de los Horák murió siendo mendicus, mendigo, en su propio pueblo, recurriendo a la caridad de los convecinos que, un siglo atrás, habían labrado las tierras de su abuelo Jakub. «Neplakej, Mařenko«… Cuántas veces la madre Weruna se lo diría a sus pequeñas Marías, sin imaginar que la historia sería aciaga para todos y cada uno de sus hijos.

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Jakub Horák fue padre de Ondřej Horák (c. 1675).
Ondřej Horák y Weruna Boleslalová fueron padres de Weruna Horáková (1711).
Weruna Horáková y Josef Beran fueron padres de Fabian Sebastian Beran (1742).
Fabian Sebastian Beran y Marina Klimová fueron padres de Franz Beran (1773).
Franz Beran y Franziska Wlczeková fueron padres de Fabian Beran (1808).
Fabian Beran y Marie Kolaříková fueron padres de Františka Beranová (1842).
Františka Beranová y František Beran fueron padres de František Beran (1872), mi tatarabuelo.

1 http://www.lelekovice.cz/o-obci/historie-obce/17-a-18stoleti-/

http://www.mza.cz/a8web/a8apps1/d1/docs/D0001-168.htm

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