< Primeros pasos en genealogía

Son los archivos parroquiales los más importantes a la hora de ahondar en nuestra genealogía, ya que su antigüedad se remonta hasta la Edad Moderna. El año de establecimiento de estos registros cambia en función de cuándo se haya establecido la parroquia a consultar, pero por regla general en ellos podremos hallar información a partir de los siglos XVI y XVII. Fue en 1563, con el Concilio de Trento, cuando los registros comenzaron a implantarse, uniformizados, en todas las parroquias.

Podremos encontrar registros parroquiales en los Archivos Diocesanos, que contarán con documentación de varias parroquias, en los Parroquiales en algunos casos (los menos) o incluso, a veces, digitalizados. Entre éstos últimos destaca sobremanera el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia cuyos registros están indexados en su totalidad. Las diócesis de Albacete y Ávila, así como algunas parroquias de Barcelona, Ciudad Real, Gerona, Murcia y Salamanca se pueden ver en FamilySearch. En Asturias no hay posibilidad de consultar los registros en la red, salvo en casos concretos por iniciativa privada como el de Turón, pero contamos con un Archivo Diocesano moderno y en permanente actualización.

Es muy frecuente que nos encontremos con trabas del tipo de todo esto se quemó en la Guerra o el 34. Es cierto que muchos registros parroquiales se destruyeron en tiempos de guerra (si bien no sólo en la Civil: la Guerra de Independencia fue mucho más lesiva en este campo, más de un siglo atrás)o se perdieron por la falta de organización e incluso robos de páginas o libros enteros, pero no debemos desanimarnos. No es lo habitual. Por poner un ejemplo, en toda mi trayectoria investigando genealogías, sólo me encontré con una parroquia con registros destruidos, lo que porcentualmente supone muy poca cosa. Es más frecuente, eso sí, que los registros estén desordenados y nos den más guerra de lo normal. Pero la norma general es que todo salga bien.

Hay varios tipos de registros parroquiales que podremos consultar para obtener información acerca de nuestros ancestros o sus parroquias de procedencia. Veámoslos.

Partidas de bautismo

Las partidas de bautismo hacen referencia al bautismo (¡ojo! ¡no al nacimiento!) de un nuevo feligrés. Nos proporcionarán su nombre y el de sus padres (aunque, en las más antiguas, constará sólo el del padre -el de la madre sólo si es hijo de soltera-), el lugar del nacimiento y de procedencia de los padres, y los de los padrinos, a los que también deberemos prestar atención pues no es raro que formen parte de la familia (y, en ese caso, también se expresa) del bautizado. También encontraremos, sobre todo a partir de 1837, los nombres de los abuelos del nacido.

Veamos un ejemplo:

En la Yglesia Parroquial de San Estevan de Miravalles a tres días del mes de Septiembre del año de mil ochocientos y uno, yo D. Juan Miravalles Paraja Cura propio de esta Parroquia de San Estevan de mi Apellido; Bautizé solemnemente según dispone nuestra madre la Yglesia a un Niño que se me dixo haver nacido el día antes, hijo legítimo de legítimo matrimonio de Francisco Befriñana Febra y de Josefa de Estrada Martín, vezinos del lugar de Miravalles y naturales ella de Selorio y él de ésta, donde son vezinos. Abuelos Paternos Juan Bedriñana y María Antonia de Febra, oriundos aquel de ésta de Miravalles y ésta de la de Fuentes; Maternos Torivio de Estrada y Manuela Martín, originarios de Selorio él, y ella de la Llera. A cuio niño le fue puesto por nombre Manuel, fueron sus Padrinos Rodrigo de Cueli, vezino de Miravalles, y María Luisa Aba, de la de Selorio. La madrina non tocó, el padrino quedó advertido de su obligación y parentesco, y por verdad lo firmo.

D. Juan Miravalles Paraja

Partidas matrimoniales

Las más antiguas, hasta el siglo XIX, pueden ser de dos tipos: las llamadas de desposorios, aquellas que hacen referencia al momento del matrimonio, y las de velación, que nos hablan de la ceremonia consistente en cubrir con un velo a los cónyugues justo después del casamiento (no encontraremos velaciones en Adviento ni en Cuaresma). A veces -la mayoría- las dos ceremonias se realizaban el mismo día y así se nos indica con la fórmula casé y velé en la propia partida.

Los datos incluidos en las partidas matrimoniales van aumentándose con el paso del tiempo y si en las más antiguas tan sólo consta el nombre de los desposados, en las más recientes podemos encontrar el nombre y lugar de procedencia y residencia de sus padres, la existencia de matrimonios anteriores, dispensas de consanguinidad (las que había que solicitar para poder casarse en claso de tener algún rango de consanguinidad; hablaremos de ello en otro momento por su complejidad)…

En Diez y siete de Febrero del año de mil setezientos quarenta y seis en la Iglesia Parroquial de San Pablo de Sorribas yo Francisco Antonio de Estrada, Cura propio de ella, haviendose dado las tres amonestaziones que manda el santo Concilio en la Enunziada de Soribas, y la de Santa María Magdalena de Castiello, de Parres, de que no resultó Ympedimento, asistí al Matrimonio que contraxeron Francisco de Cascarón, hixo Lexitimo de Balthasar de Cascaron y de Francisca Ferrado, vezinos del lugar de la Boleta, de esta Parroquia, y a Maria Antonia de la Viña hixa lexitima de Zipriano de la Viña y de Ana Fernández Vecinos del Lugar y Parroquia de Castiello de dicho lugar de Parres de cuio Matrimonio y Velazion fueron testigos Don Pedro de A Cueto y (…) Ferrado, vezinos de este lugar, y para que conste lo firmo oy dicho día, Mes y año.

Francisco Antonio de Estrada.

Los matrimonios podían disolverse, si bien estos casos son extraordinariamente raros sobre todo en las clases más bajas de la sociedad. Los costes de una demanda y juicio de divorcio ante un tribunal eclesiástico eran muy elevados y será raro contar con alguno de estos casos en nuestra genealogía.

Partidas de defunción o sepelios

Hacen referencia al entierro de los feligreses, no a su muerte. Así, no veremos reflejadas muchas defunciones que sí pudieron tener lugar, como los suicidios, que hacían perder al feligrés el derecho a enterrarse en el camposanto.

La información que encontraremos en ella no es homogénea: hay partidas en las que apenas si consta el nombre del falecido y la fecha del sepelio, y otras en las que se detallan profesiones, estados civiles, circunstancias de la muerte, si se hizo testamento o no, el tipo de funeral… frecuentemente, en el caso de épocas en las que hubiera una gran mortalidad a causa de una epidemia, las partidas tienden a perder información, así como en el caso de niños, que muchas veces no constan en registro, y pobres de solemnidad. Encontraremos varios tipos de funeral: de 1ª, 2ª y 3ª clase, y de pobres; en función del precio que hubieran costado. Un ejemplo:

En beynte y dos de octubre de este presente año de mil setecientos y cuarenta y dos se enterró en esta Yglesia de San Martín de Borines María Alonso, mujer que fue de Bernardo de Sanfeliz y vecina que fué del lugar de Sieres.  Rezibió los Santos Sacramentos. Yzo una memoria simple de testamento en la qual no dejó cosa de especial anotazión. Yziéronse sus exequias Generales, según Costumbre de esta parroquia, en las quales se dixeron cinco misas cantadas con cuatro bijilias. Yo para que conste lo firmo.

Gregorio González

Confirmaciones

Suelen estar integradas junto a las partidas de bautismo y hacen referencia a las confirmaciones que se hacían cada cierto tiempo -a veces años-, con motivo de las visitas pastorales. Van a incluir a los niños ordenados, frecuentemente, junto a sus padres y hermanos. Un ejemplo:

Tres líneas de confirmaciones bajo el epígrafe «Ilustrísimo S. D. Juan de Llano Ponte, obispo (…) y (…) de Oviedo continuando la gentil visita de este partido, confirmó en la Colexiata (…) del Infiesto, siendo padrino D. Pedro Regalado Estévanez, las personas siguientes de Borines.», parroquia de Borines, sobre 1780.

Cosme, hijo de Francisco Sánchez y de Theresa Fernández

Manuela y Juana hijas de Juan Joglar y de Clara Ruidíaz

Francisco, hijo de Francisco Ruidíaz y de María del Valle

 En resumen…

  • Los registros parroquiales, no siempre fáciles de conseguir, serán la base de toda tu genealogía, especialmente si ésta está formada por estratos de la sociedad más bajos (que es lo frecuente) que no dejaran otro tipo de documento certificando su existencia.
  • La información que se puede extraer de ellos es magnífica, muy extensa y aportará color a nuestro árbol: sabremos las edades a las que solían casarse nuestros ancestros, las enfermedades que les afectaban, las formas de relacionarse con sus convecinos…
  • Apunta todos los datos, aunque te parezcan superfluos. Los testigos de una boda o los padrinos de un niño no sólo podrían ser familiares, sino que si se repiten pueden ayudarnos a discernir entre una u otra familia en caso de duda.
  • Leer los registros no siempre es fácil, especialmente según vamos yendo hacia atrás en el tiempo. La letra a veces se hace casi ilegible y la conservación de los libros puede no ser muy buena, pero merece la pena intentar leerlo y tomar fotos que nos permitan, en un futuro, comprobar de nuevo la veracidad de esa primera lectura, cuando ya estemos más acostumbrados a la letra del párroco de turno.
  • La mayoría de los registros eclesiásticos, digan lo que digan los rumores, no desaparecieron en la Guerra. Por ejemplo, en Asturias son raras las parroquias con archivos destruidos.
  • El mayor problema que encontraremos, por tanto, será el que algunos registros pueden estar incompletos o desordenados. Presta atención a las parroquias colindantes a la de tu interés, pues tus ancestros podrían estar en alguna de ellas si no aparecen a la que debería corresponderles.