El siglo XVII no fue un buen tiempo para vivir en Polešovice. Los desmanes de los suecos, o de las tropas del imperio, durante la Guerra de los Treinta años y, sobre todo, la devastación de la ciudad en 1663 en la Guerra Austro-Turca, que acabó con casi un tercio de las viviendas -las más pobres, por supuesto- hizo que una ciudad antaño próspera sucumbiera a ser apenas una extensión de los pueblos que la circunvalaban, más seguros a la par que más remotos. No, no un buen tiempo, desde luego. Y eso puede que, al menos en parte, explique los vaivenes de la historia de la familia Sogka.

La partida de defunción de Václav Sogka, que murió con ‘100 annorum’, ‘cien años’, en enero de 1696.

En checo, sogka significa ‘arrendajo’. Un mote puesto, según la enciclopedia de apellidos de Dobrana Moldanová, a las personas curiosas. Es casi un milagro que conozcamos el nombre del primer hombre de esta saga, porque nació en un tiempo donde no había registros parroquiales y lo más normal hubiera sido que muriera antes de que se iniciasen. Václav Sogka era propietario de tierras en el Polešovice de mediados del siglo XVII y tuvo una vida muy larga. Los registros parroquiales le atribuyen cien años de edad a su muerte, sucedida en enero de 1694 en Polešovice. No sabemos el día: el papel se ha desgastado allá donde una vez hubo un número. Tampoco con certeza cuántos hijos tuvo ni el nombre de su mujer (qué grande el silenciamiento de las mujeres a lo largo de la historia, incluso aquella que afecta a las funciones que tradicionalmente se les han atribuido como ‘naturales’: casarse y parir a la prole).

Pero todo acaba por poder saberse indagando solamente un poco.

Partida de matrimonio entre Jan Sogka y Marina Ribaiowá, el 13 de enero de 1671.

Sí está probado que quien será el protagonista de las siguientes líneas fue el hijo de Václav (para unificar los nombres en estos periodos de tanta transición idiomática he elegido su forma checa, que será la que prevalezca con el tiempo y con total probabilidad la que empleaban los habitantes de Moravia en estos tiempos y latitudes). Quizás por ser de los más jóvenes de su descendencia, ya que, si creemos la partida de defunción con la que se inscribe la muerte de Jan Sogka el 18 de diciembre de 1704, este habría nacido sobre 1646, cuando su padre Václav superaba la cincuentena. Nada raro si tuvo una trayectoria sexual -o, al menos, de documentar a su progenie como propia- similar a la que tendrá Jan.

La razón es sencilla: cuando Jan Sogka se casa con Mariana Ribaiowá, el 13 de enero de 1671, aparece como hijo de Václav. Aunque estas partidas de matrimonio tan antiguas puedan parecernos muy escuetas, ciertamente nos aportan mucha información. Por ejemplo, en esta se define al novio, Jan Sogka, como juvenis, y a la novia, Marina, como virgine. Es decir: ambos eran solteros. En el caso de la trayectoria mujeriega de Jan, eso es mucho decir: estamos ante la primera de sus tres esposas. Él andaba por los 25 años cuando se casó y ella, aunque este dato no he podido contrastarlo con las partidas de bautismo de 1652, poco fiables precisamente por esa agitación política en la zona, por los 17. Y no estaban dispuestos a perder el tiempo.

Es gracias a su prolija descendencia (prolija, sobre todo, si tenemos en cuenta de que en ella no se añaden aún abortos o bebés nacidos muertos, y que el matrimonio solo duró 19 años) que podremos identificar a, al menos, dos hermanos más de Jan. Parece que se nos complica el asunto, ¿verdad?

No se crean. Los Sogka nos lo van a poner fácil.

Partida de bautismo de Magdalena Sogková, la primogénita de la familia. 9 de abril de 1672

Siempre los mismos padrinos

Entre 1672 y 1689, Jan y Mariana van a tener al menos siete hijos: Magdalena (1672), Jiří (1675), Kateřina (1677), Jan (1680), Barbora (1683), Alžběta (1688) y Rosina (1689). Curiosamente, la partida más legible es la más antigua, la que corresponde a la primogénita Magdalena y que se puede ver sobre estas líneas. En ella, por primera vez, aparecen los nombres de Ondřej (Andreas) Andrýsek y su mujer Kateřina como padrinos. A partir de entonces, absolutamente todos los hijos del matrimonio estarán apadrinados por este matrimonio. Sin excepción. Y lo mismo ocurre, en esas fechas, con otros dos Sogka: Jiří Sogka, casado con Dorota, y Mikulás Sogka, casado con Estera. Los mismos padrinos para todo, el mismo apellido (que nadie más tiene ni en Polešovice ni en Nedakonice, donde pronto se van a vivir los Sogka). La relación, como tantas veces, está clara aunque no se pueda demostrar al 100% documentalmente.

Partida de defunción doble: el 12 de octubre de 1689 murieron en Nedakonice Marina Sogková, de 37 años, y su hija Rosina, de un día.

La tragedia

Pero todo lo que empieza se acaba. Václav ya era nonagenario cuando su nuera Marina pare en Nedakonice -el pequeño pueblo cercano a Polešovice donde o bien se va a vivir el matrimonio o bien comienza a concretarse mejor en las propias partidas- a su penúltima hija, Alžběta. Eso ocurre el 14 de diciembre de 1688 y a las dos semanas la niña se muere: exactamente el primer día de 1689. Será un año nefasto para los Sogak. Muy pronto, quizás antes de tiempo, Marina se queda embarazada otra vez, y van, como mínimo, siete: menos de diez meses después, el 11 de octubre de 1689, pare a Rosina Sogaková. Una pequeña fórmula en la partida de bautismo sugiere que algo no va bien: la niña es bautizada de socorro. Al día siguiente, el 12 de octubre, la madre, de 37 años, y la niña, se mueren.

No sabremos nunca si a Rosina la concibieron demasiado pronto o si la niña fue prematura. Ambas circunstancias encarnan riesgos, pero tampoco tiene por qué haber sido el escaso tiempo que medió entre una y otra hermanas, malogradas ambas, prueba de nada.

La genealogía siempre genera vacíos. Justamente lo que nuestro buen Jan Sogak no toleraba tener en su vida.

Partida del segundo matrimonio de Jan Sogak con Kateřina Macková, el 22 de enero de 1690.

Carrera de esposas

Ahí es nada: en enero de 1690, Jan no lleva ni tres meses viudo, pero ya prepara su boda. Tiene 44 años y el día 22 se casa con Kateřina Macková, que apenas si llega a la veintena. Quizás temiendo la próxima muerte del padre (¡qué equivocados estaban!), llaman a su primer hijo Václav (1691). Le siguen Martin (1692), que se llama como el padre de Kateřina, y Mariana (1694). ¿Quizás un homenaje a la esposa muerta? Se confunden a veces los nombres de Marina y Mariana en las partidas, podría ser… o no. Poco importa, porque por alguna triste razón Kateřina no va a vivir mucho más tiempo. El 30 de abril de 1695, apenas cinco años después de casarse y con 25 primaveras, la mujer se muere también. El viejo Václav, contra todo pronóstico, sigue vivo. Unas que se van sin llegar a los 30, otros que resisten hasta el siglo…

Y Jan, claro, ya a la búsqueda de otra esposa.

Partida de matrimonio de Jan Sogka con Kateřina Halenková, el 29 de julio de 1695.

La encuentra. El 30 de abril entierra a una Kateřina y cuando queda un día para que se hagan tres meses de la defunción, se casa con otra… ‘virgine’ también, por supuesto. Esta vez, la afortunada es Kateřina Halenkobá, hija de Jakub Halenka. ¿Se está fijando el lector en estas partidas de matrimonio? Saber quién es el testigo de la ceremonia en todas ellas no sorprenderá a nadie: Ondřej Andrýsek, eterno representante para la ‘familia de los arrendajos’ en estas cosas de la iglesia. Solo he podido encontrar a un hijo de este matrimonio, que será el último que vea Václav en vida y también, aparentemente -¡o eso esperemos!- el último que tuvo Jan. Después de un largo trasiego de esposas que ya superaba los treinta años, a nadie se le había ocurrido honrar al paciente padrino con un niño que llevara su nombre. Así que el último hijo de Jan, ¿adivinan?…

Partida de bautismo de Ondřej Sogka, nacido el 11 de junio de 1702.

… resultó llamarse Ondřej y ser el enésimo ahijado del buen Andrýsek y de su señora. Abonados a los niños tanto como a las tragedias, el pequeño Ondřej no llegará a recordar a su padre. La agitada vida de Jan Sogka se apagó el 18 de diciembre de 1704, a los 58 años de edad. Solo un mes antes había casado a su hija Barbora Sogaková con otro Václav (no eran muy originales con los nombres): Václav Daníček. Mis octabuelos. Barbora funeró a su padre con una prominente barriga que lejos estaba de corresponder a la categoría de ‘honesta virgine’ que sí había tenido, décadas atrás, su malograda madre: se casó con nuestro nuevo Václav embarazada de siete meses; enterró a Jan a los ocho.

Ellos, como todo buen ‘arrendajo’, de tan curiosos, tampoco eran muy de esperar.