Es desgraciadamente habitual toparnos, a lo largo de nuestra investigación genealógica, con documentos muy engorrosos de leer. Si bien con paciencia y alguna guía podemos desentrañar los secretos de las tipografías características de las distintas épocas, hay veces que el mal pulso o las prisas de un párroco por terminar de escribir un registro nos ganan la partida.
Por ejemplo: ¿qué pone aquí?

Vamos a empezar por lo que ya sabemos de antemano: esta inscripción, o inscripciones, se encuentran en un libro de bautismos de principios del siglo XVIII; el idioma del mismo es alemán y las columnas corresponden a: la primera, la fecha; la segunda, el nombre del bautizado (Josezf, y un mogollón de texto que no entendemos); la tercera, la casa en la que nació (33); la cuarta, el nombre de la matrona (Anna, y un mogollón de texto que no entendemos); dos columnas numéricas que no vienen al caso; el nombre de los padres (Mariana, y un mogollón de texto que no entendemos); los padrinos y, por último, el oficio y la procedencia de los mismos. Y ya.
Es evidente que esta partida presenta más texto del habitual, lo que suele querer decir que en esta historia hay mondongo, que el cura nos quiere decir algo jugoso. Pero… ¿el qué? Vamos a intentar descifrarlo aún sin recurrir a complicados tratados de paleografía. Vamos a intentar leer lo ilegible. Aunque parezca imposible:

Consejo 1: Conoce todos los detalles.
Tanto de la historia que estás investigando como de los entresijos del tipo de documentos que utilizas. Aunque siempre puede haber sorpresas, las causas más frecuentes por las que pueden aparecernos inscripciones al margen son:
- En el caso de los bautismos: la muerte del bautizado; el haber sido sometido a un bautismo de socorro antes del ‘oficial’; un reconocimiento posterior de la paternidad; una muerte a la que haya sobrevenido una investigación judicial; el matrimonio futuro de ese bautizado o su muerte fuera de la parroquia.
- En los matrimonios: que se haya presentado amonestación al enlace; que alguno de los cónyuges haya requerido de la autorización paterna para casarse por ser menores de edad.
- En las defunciones: la existencia de un testamento; alguna circunstancia extraña de la muerte; que se especifique el lugar del enterramiento; que el cadáver haya sido trasladado desde otra parroquia (decesos en hospital o bajas de guerra)
Estas generalidades tienes que tenerlas siempre en cuenta. Y, en nuestro caso particular, sabemos que estamos ante el nacimiento de un hijo de madre soltera, de nombre Anna o Maria Anna Beran, en la Moravia de 1721. Por ahí ya nos vamos a ir pudiendo orientar. Ahora pasemos al meollo de la cuestión.
Consejo 2. Intenta leer letras, no el texto completo.
Parece muy difícil, pero seguro que hay alguna letra cuyo trazo puedas identificar. Compárala con otros fragmentos en el que sepas a ciencia cierta lo que pone, por ejemplo, en los nombres. No intentes leer en bloque, sino letra a letra. Y en este proceso te darás cuenta de que, aunque todas las letras vengan de la misma mano, hay unas que se ven más oscuras y otras menos.

No hay duda: Estamos ante dos anotaciones hechas por la misma persona, pero en distintas fechas.
Consejo 3. Una vez hayas diferenciado algunas letras, trata de reconocer palabras conocidas.
Una palabra puede darnos las suficientes pistas como para interpretar el sentido del texto. No tenemos por qué obsesionarnos con leer todo el texto si nos resulta muy engorroso: primero es captar el sentido y, una vez conocido el mismo, por contexto vamos a ir diferenciando otras palabras. Así, en las notas marginales de esta partida de bautismo podemos llegar a leer esto:

- Lo más fácil es descifrar la fecha: sabemos que algo ocurrió el 25 de febrero de 1827 (25 Februar 1827)
- Por estar más distanciado del cuerpo del texto y en un tamaño más grande, sonsacamos también un nombre y un parentesco: Johan Million Vatter (Johan Million, padre)
- Comparemos las letras de esta última inscripción y en las que componen la palabra enmarcada en rojo. La ‘r’ y la ‘a’ de ‘vatter’ son la segunda y la tercera de esa palabra. -ra—-. No hay comparativa para la última letra pero por el palito hacia abajo es muy identificable: una ‘g’. -ra—g. Miremos la palabra ‘februar’. ¿No se parece esa ‘u’ a la cuarta y quinta letras? -rauu-g. Si conocemos el idioma o las palabras básicas en genealogía de ese idioma, enseguida recordaremos que ‘Trauung’ significa matrimonio. Ahí lo tenemos: trauung, 25 februar 1827, Johan Million vatter.
Pues vamos a buscar al libro de ‘trauung’. Al libro de matrimonios. Y al 25 de febrero de 1827.
Consejo 4. Compara con otros documentos.
Porque cuando comparamos, a veces podemos cantar bingo. El 25 de febrero de 1827 pasó esto: una ‘trauung‘.

El 25 de febrero de 1827, en Lelekovice, el párroco Josef Ulrich casó a Johann Milion, de la casa 15, y a Marianna (esto es, Anna o Maria Anna) Beran, de la casa 33 -dato que también coincide con las anteriores-. No siempre un matrimonio posterior al nacimiento de un hijo ilegítimo acababa con el reconocimiento de este, pero parece claro que en este caso sí fue así. El ‘vatter’ habla por sí mismo, aunque no podamos entender el resto del texto de la nota marginal.
Y, además, si seguimos comparando, que es la base de la Historia, y nos vamos a las partidas de bautismo de 1825….

…encontramos otro jeroglífico. En la casa 33 nació un niño llamado Johann, de madre Marianna B., y años después (recordad la técnica de diferenciar el contraste, el trazo…) alguien anota a toda prisa otra inscripción. ¿Ratificará esto, de algún modo, nuestra hipótesis de que estos niños fueron reconocidos por Johan Milion tras el matrimonio con su madre? Vamos a ver si encontramos algo en común entre ambas partidas, ahora que ya llevamos los ojos acostumbrados a lo ilegible.

Y va a ser que sí. A pesar de todo el revoltijo, si nos fijamos bien ahí vuelve a repetirse nuestro canto trino: trauung, 25 feb 1827, Johan Million vatter.
Hablaremos otro día de las diferentes caligrafías que nos vamos a poder encontrar en nuestra genealogía y que no suelen entender de nacionalidades, pero sí de épocas. Lo importante, la base de todo, es la de siempre: CONTEXTUALIZA, COMPARA, RATIFICA. Así podrás desentrañar misterios como el de los hijos de Anna B. ¡Y otros mucho más complejos!