La ‘etapa oscura’ de los Beran: lagunas de información en Medlánky.

Medlánky es un pueblo de belleza tan discutible como la mera definición de «pueblo» de lo que ya es un barrio integrado a las afueras de Brno. De lo apasionante de su historia dice suficiente el primer documento en el que se menciona el nombre del pueblo: en 1237, el rey Václav I lo intercambia por otro porque Medlánky había quedado arrasado, erial puro, tras una campaña militar, y no le servía ni para habitar, ni para cultivar, ni para absolutamente nada. Créanme, yo he pasado por allí. Más de setecientos años después, sigue sin ser un lugar en el que una se pasaría unas vacaciones. Así que no puedo culpar a mis ancestros por haberse pasado apenas un par de generaciones, y no del todo con seguridad, allí. Que haya podido documentar yo, al menos, en una de las investigaciones más aburridas de toda mi genealogía.

 

Primer documento de Medlánky (1237). «Por favor, ayúdenme a deshacerme de este pueblo».

Esta vez, que no sirva como precedente, no tiene que ver la cosa con el escaso atractivo del pueblo, sino más bien con la escasa información conservada del lugar. Los libros parroquiales arrancan en 1682, aunque se conservan, circunstancialmente, los de 1623-25, por aquello de ponernos los dientes largos. Hay dos publicaciones del cronista local, más interesado en el siglo XX que en otra cosa, y que por tanto tampoco me aportaron demasiado: los de mi sangre en Medlánky llegaron hasta 1811, no más. Las fuentes hemerográficas, obviamente, quedan descartadas; y o no existen censos o yo no los he encontrado. Echándole imaginación, y si contamos con que Daniel no es un apellido extraordinariamente frecuente en República Checa -tampoco extraordinariamente raro- podría conjeturar que un tal Florian Daniel, vecino que aparece cachivacheando en listas de pequeños propietarios en el pueblo allá por 1560 (Medlánky 755 let), pudiera ser un remoto ancestro que vivió siglo y medio antes de los que sí sé a ciencia cierta que lo son.

Mozas de Medlánky

No esperen, por tanto, un buen culebrón de este ‘post’, porque la cosa está difícil. Bien podría llamarse, por lo mínimo de la información, esta época como La Edad Oscura de los Beran. Qué carajo. Pues que se llame así. Que no es bueno levantar más expectativas de las que hay.

Jiří Daniel y su hijo Ondřej, su nuera Uršula la de Malhostovice y tres churumbeles de incierto destino son los protagonistas de esta aburrida historia. Vivieron a principios del siglo XVIII y acabaron siendo los tatarabuelos de la madre de mi tatarabuelo.

Jiří Daniel (c. 1647-1727) murió a los ochenta años en Medlánky, habiendo visto muerto, muy joven, a su hijo Ondřej. No sé cómo, ni cuándo, ni por qué, ni donde; antes de 1726, en todo caso. Ondřej se había buscado la novia a 18 kilómetros al norte y, si hacemos caso a los documentos -que nunca ha de hacérseles mucho- se casó con ella veinteañero, el 27 de febrero de 1718, en Medlánky. Cosa rara que Uršula accediera a casarse en una parroquia que no era la suya, pasándose así por alto la costumbre de que sea la de la novia la que acoja al nuevo matrimonio. Imposible saber ya el por qué. Sí sabemos que el padre de ella, Kristián (c. 1659-1734), vivía aún en Malhostovice a su muerte.

El matrimonio de Uršula y Ondřej fue prolijo en lo breve de la vida del matrimonio, aunque podríamos aventurarnos a decir que no muy fructífero en la práctica. Tuvieron tres hijos: Kaspar (1719), Václav (1720) y Marina (1722), y tras el nacimiento de la más pequeña se sobreentiende que Ondřej pasó a mejor vida, ya que en 1726 Uršula volvió a casarse con un tal Vitus Krment con el que ya no tendría más descendencia. ¿Por qué? Podría ser por muchas razones, pero he aquí el pequeño misterio que siempre ha de darse a cualquier historieta familiar:

 

¡Gudbai, Vitus!

Aparentemente una partida de defunción sin más. Es la de Uršula, que falleció a los 69 años en Řečkovice, el pueblo cercano donde estaba casada su hija Marina. Leemos, recordando que es buena praxis registrar la transcripción de los nombres original, aunque luego traduzcamos al idioma que sepamos se usaría: «Ursula, vidua post defunctum Andream Daniel Medlanio obït Rziezkowicio«. Es decir: Uršula, viuda del difunto Andreas (Ondřej). Ni rastro de Vitus. Damnatio memoriae sobre el segundo marido. ¿Fue un despiste del párroco? ¿Una omisión voluntaria de Marina, la única hija de los tres de Ondřej y Uršula, por cierto, que dejó rastro tras su nacimiento? ¿Se anuló aquel matrimonio? ¿Tendría esto que ver con la ausencia de prole? ¿O, sencillamente, nunca existió y fue la pluma de un párroco travieso o despistado que registró un matrimonio a nombre de una mujer que nunca lo llevó a cabo? Junto a la falta de certificado de defunción para Ondřej, que simplemente desaparece en las penumbras de la historia.

Todo un buen aliciente para perder una tarde como esta… sin haber encontrado absolutamente nada. ¡Bienvenidos a las hieles -que no a las mieles- de la genealogía!

Situación, en el árbol genealógico de mi tatarabuelo František Beran, de la familia Daniel – Rassowská (click para ampliar)